martes, 8 de enero de 2013
Vamos a realizar un repaso por las enfermedades osteocarticulares mas comunes que podemos encontrarnos, destacando los aspectos mas relevantes de las mismas, aquellas que, a veces, escuchamos los nombres pero no sabemos muy bien a qué van referidas exactamente.
La enfermedad de los huesos de cristal
Es una patología genética rara, la llamada
enfermedad de “los huesos de cristal” u osteogénesis imperfecta fragiliza los
huesos extremadamente. Deformación del esqueleto, fracturas repetidas y dientes
translúcidos son algunos de los síntomas que a lo largo de los años padecen las
personas afectadas de esta condición médica sin cura. No obstante, nuevos
medicamentos arrojan algo de esperanza.
La osteogénesis imperfecta, afecta a una de
cada 20.000 personas en todo el mundo y, aproximadamente, una de cada 55.000
presenta la forma más grave. Aunque sus huesos son extremadamente frágiles, de
ahí el nombre de huesos
de cristal, no todos los individuos afectados presentan fracturas.
Y si bien se están estudiando algunas terapias experimentales, hoy por hoy no
existe cura; el tratamiento se basa en la prevención y la corrección de los
síntomas.
Fracturas repetidas
Las
fracturas repetidas, que comienzan en la infancia, jalonan la vida de las
personas que padecen osteogénesis imperfecta. La causa de esta fragilidad ósea
es la competición entre las células. En un hueso sano, existe un equilibrio
dinámico entre las osteoclastias, células encargadas de destruir el tejido
óseo, y las osteoblastias, responsables de crear uno nuevo. Pero en la
osteogénesis imperfecta las osteoclastias superan en número a sus compañeras,
provocando fracturas y deformaciones de los miembros y el esqueleto. Los
dientes no están exentos ya que devienen translúcidos y frágiles. La mayoría de
las veces la persona es de muy baja estatura. Además de por las fracturas, la
vida de estas personas está jalonada por las internaciones.
Reumatismo
El Reumatismo o desorden
reumático,1 es un término no específico para problemas médicos que
afectan a las articulaciones, el
Corazón, los huesos, los riñones, la piel y pulmones. El estudio de las intervenciones
terapéuticas en estos trastornos se llama reumatología.
Con seguridad, en más de una conversación entre
abuelitos has escuchado ese término: que sufren de reuma y en realidad no lo
pasan muy bien. Sin embargo, el reuma o reumatismo no es una enfermedad en sí misma, sino
que una serie de síntomas de algunas enfermedades que afectan a las
articulaciones, los huesos y músculos, y que se traducen en diferentes
trastornos caracterizados por dolor, rigidez e hipersensibilidad.
Existen tres grandes grupos de complicaciones que provocan la respuesta
reumática: uno abarca a las enfermedades degenerativas; otro, a las infecciones
e inflamaciones, y el tercero, a las de origen metabólico o derivadas de
insuficiencias alimentarias.
- Artrosis
Es uno de los males reumáticos más comunes. Es una
enfermedad producida por el desgaste de la articulación que lesiona los
cartílagos, y sin la amortiguación que ellos nos garantizan, los huesos se
rozan con el consecuente dolor y deformación.
- Artritis reumatoide
Perteneciente al segundo grupo, es una extraña
enfermedad, ya que es el propio sistema inmunológico (encargado de las defensas
en el organismo) el que empieza a atacar los tejidos del cuerpo que se supone
debe proteger. Este trastorno, del tipo autoinmune,
inflama las articulaciones, que se ponen rígidas, se hinchan y se deforman.
Muchas de las articulaciones pequeñas se ven afectadas simétricamente.
Las manos y los pies, por ejemplo, se dañan en el mismo grado en ambos lados.
Por lo general, la rigidez es peor por la mañana, aunque mejora durante el día.
Cuando la artritis es grave, los espacios articulares desaparecen y cambia el
ángulo de las extremidades como consecuencia de la laxitud (ausencia de
tensión) de los ligamentos. Las extremidades se vuelven ásperas y alrededor de
ellas se forman nódulos; la piel se ve delgada y frágil, lo que finalmente
restringe el movimiento.
- Artropatías
Pertenece al tercer grupo de las enfermedades
osteoarticulares atacando tanto al cartílago como al tejido sinovial (por donde
circula el líquido
sinovial). Son provocadas por pequeños cristales que no han
sido bien asimilados o integrados por el organismo. Si estos microcristales van
al cartílago, lo endurecen y le originan una artrosis. Si, por el contrario, se
dirigen al tejido sinovial, lo inflaman y provocan una artritis.
Gota
Esta compleja enfermedad, de origen incierto, es causada por una
alteración del metabolismo del ácido úrico producido en el organismo por la
ruptura de proteínas, y como resultado de una elevación de los niveles de este
metabolito en la sangre. Cerca del 95 % de los que padecen este mal son
hombres, aunque es raro en jóvenes de edad inferior a los 30 años. Cuando se
producen ataques agudos, el dolor es muy intenso y se localiza con frecuencia
en el dedo gordo del pie, aunque a veces puede situarse en el tobillo, la
rodilla, la cadera, el hombro, la muñeca, o el codo. El ataque suele comenzar
en forma brusca; la articulación se hincha, enrojece, e inflama, y se torna muy
sensible. Sin tratamiento, los ataques duran entre unos días a varias semanas.
El tratamiento requiere el reposo completo del
lugar afectado y una dieta simple baja en proteínas, además de una ingesta
elevada de agua, con el fin de reducir el contenido de ácido úrico del
organismo. La fase aguda se trata con fármacos antiinflamatorios. La gota
crónica se acostumbra tratar con agentes que favorecen la eliminación de ácido
úrico y agentes que inhiben su producción.
Cáncer
Es una enfermedad maligna que puede afectar también
a los huesos. Si se origina en un hueso, se le conoce como primario. Este es
frecuente en personas jóvenes y el tipo más común es el osteosarcoma (tumor que
se aloja en los huesos largos, como el fémur).
Con frecuencia, el tumor maligno del hueso es el resultado de la extensión de
las células cancerígenas procedentes de otras partes del cuerpo. Si este cáncer
más tarde empieza a desarrollarse en lugares diferentes, se le conoce como
metástasis o cáncer secundario. Este es corriente en las personas mayores y las
zonas afectadas más comunes son el cráneo, pelvis, vértebras, costillas,
esternón y húmero.
Es raro
que un cáncer empiece su desarrollo en el hueso. Es más común que el cáncer se
haya diseminado al hueso desde otras partes del cuerpo.
Existen
tres tipos de cáncer óseo:
- Osteosarcoma: se
desarrolla en los huesos en crecimiento, generalmente entre los 10 y los
25 años de edad
- Condrosarcoma:
comienza en el cartílago, por lo general después de los 50 años de edad
- Sarcoma
de Ewing: comienza en el tejido nervioso de la médula
ósea de las personas jóvenes, con frecuencia después de un tratamiento por
otra afección con radiación o quimioterapia
El
síntoma más común del cáncer de hueso es el dolor. Otros síntomas pueden variar
dependiendo de la localización y el tamaño del cáncer.
- Otras dolencias son la enfermedad de Paget u osteitis
deformante, un mal de origen desconocido que se caracteriza por
alterar la formación normal de un hueso, y el lupus, una afección inflamatoria
crónica que puede afectar varias partes del cuerpo, especialmente
articulaciones, piel, sangre y riñones.
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